RELATO: “IRONÍAS DE LA VIDA”
Muchas veces, las personas no somos tal y como nos mostramos, o sí… no todo el mundo tiene lo que desea, sin embargo, otros muchos, tienen tanto, que incluso también pueden echar en falta algo más que anhelaban tener desde hace tiempo, otras personas que desean más y más... Existen respuestas para esto, pero no todo es tan simple como parece. Somos como tal, porque nos hacemos según la sociedad en la que vivimos.
Dicen, que las cosas no se mide por el dinero que cuesten, sino por el valor que posee para cada uno de nosotros. Pero no para todos esto es así.
Hoy en día, vivimos en una sociedad, en la cual todo tiene un valor, y que si no lo pagas, te etiquetan como tal. Tienes que darte a valer, y si no lo haces, no eres nadie. Y no lo eres, porque existen determinadas reglas y valores que todos debemos poseer. Y si no las poseemos, llegarán los prejuicios que estarán contigo hasta el final de tus días.
Acaso nos preguntamos, ¿cual es el verdadero sentido de la vida? ¿Para qué estamos aquí? ¿Cual es la función que tenemos cada uno de nosotros? Todos estamos aquí por una razón. Y esa razón no es más que la de ocupar el puesto que se nos ha encomendado a todos nosotros para un determinado fin.
Las personas, tenemos sueños, deseos, metas que conseguir… algunas más que otras, en las que debemos de trabajar duro para conseguirlas. Se piensa, que hasta que no logramos cumplir todos esos objetivos, no pasamos a una vida mejor. ¿Y quién dice que esta vida es peor? para muchos sí lo es. Por desgracia, hay personas que no merecen estar donde están, o bien, no lo han elegido. Simplemente la vida les llevó a esa situación, ya sea por las diversas razones que sean. Mendigos, padres de familia sin trabajo, niños explotados sin sueños ni ilusiones, mujeres maltratadas, países del tercer mundo en guerras… todos ellos no eligieron estar ahí, pero lo están.
¿Por qué algunos tienen tanto y otros tan poco? La ignorancia de las personas se une a la hipocresía, la avaricia y la fuerza por desear más y más.
Se piensa, que en la vida tienen que existir los polos opuestos de una realidad. Si no hay ricos, no hay pobres. No sé que es peor, si la riqueza o la pobreza. Es cierto, que ambas no te dan la felicidad, pero sí que la primera te da para comer. Muchas personas se mueren de hambre en el mundo. Otras, les basta con un buen plato de lujo y un buen vino, y la comida está servida. ¡Que irónica es la vida! y nosotros pensamos…si es verdad que tienen tanto, porque no ayudan a estas personas que se mueren de hambre. Pero ellos no lo piensan, nosotros si. Existen personas, en el extremo medio, las personas humildes y trabajadoras, que sí se preguntan este tipo de cuestiones. No debemos hacer atribuciones erróneas, pues muchas de aquellas personas que poseen riqueza, también es cierto, que se la han ganado gracias a su esfuerzo y que en algún momento, dieron sus frutos en el futuro. Pero para mí, todo eso es superficial. La mayoría no tienen familia, viven solos o necesitan el cariño de los suyos. El dinero, las herencias, rompe familias. Y a la vista está muchas de las situaciones que vemos en la vida diaria.¡Qué irónica es la vida!
Vivimos en una sociedad consumista, en la cual gastamos de manera despavorida. Es impresionante la cantidad de personas que compran diariamente, ya sean en tiendas de ropa, grandes almacenes, consumo de luz, agua, etc. pero a ese grupo, ya no solo pertenecen los más ricos. No hace falta tener más o menos dinero para decir que consumimos diariamente. Algunos más, otros menos en la medida de lo posible. Las grandes ciudades, los grandes eventos que se organizan cada cierto tiempo con el fin de atraer turismo, para seguir ganando más y más, las grandes compañías de teléfono, las políticas, ayuntamientos, las grandes firmas, en este caso, a los que tenemos la capacidad de acudir a las mismas, como zara o stradivarius, por no decir lo inalcanzable, como Gucci, Loewe o Armani, y en las que cada vez más tiendas se unen a las ya existentes. Pero esto no lo es todo. ¿Quién crea todas esas prendas de ropa, calzados y demás? Compramos por un precio considerable tal y como están las cosas ahora, pero los que fabrican todo aquello, ¿cuánto cobran? Dos o tres euros diarios porque nosotros vayamos vestidos guapos y elegantes…¡Qué irónica es la vida!
Todo eso no lo pensamos, y aunque no tengamos dinero para finalizar el mes, siempre algo de ropa sí que podemos comprar. No es justo. Y no lo es, para aquellas personas que no tienen que llevarse nada a la boca diariamente; y muchas de estas personas son niños.
Concienciémonos ya, pensemos en ellos. ¡Basta ya!
Pero todo es una cadena, y si unos no actúan, no lo harán los demás. También es cierto, que la crisis de hoy en día, afecta a todo y a todos, a unos más que otros. Muchas empresas se vendrán a pique dentro de unos meses, otras, seguirán ahí hasta que el tiempo decida. Unas familias, seguirán teniendo para comer, otras, tendrán que abandonar sus casas, a saber por cuanto tiempo hasta que la cosa se normalice. Y digo, a unos más que otros, pero ¿y a las personas de la calle? a ellas no les afecta, ya que están en la pobreza total, nada les importa. A la gente importante, aquellas que salen en la tele, tampoco les afectará la crisis, ya que seguirán ganado el mismo dinero como si de nada hubiera pasado...ambos tienen algo en común, que la crisis no les afecta…¡Qué irónica es la vida!
Además, no todos estamos satisfechos con lo que tenemos, queremos más, somos avariciosos por naturaleza, pero no todos somos así. No obstante, no nos preocupa lo que puedan pensar los demás, simplemente si podemos lo conseguimos sin más. Pero para mí, esto es difícil. Desde muy pequeña, me enseñaron que las cosas se consiguen con esfuerzo, y hasta el momento, todo aquello que he conseguido, lo que ganado con el mismo. Nuestros padres, nos enseñan valores que llevamos con nosotros hasta el momento. Esos valores primarios nos durarán toda una vida y los cuales inculcaremos a nuestros niños. A veces, esos valores se vuelven irreversibles, convirtiendo a esos niños en pequeños delincuentes y asesinos. Muchos no tienen solución. Otros intentan salir junto con la ayuda de profesionales. ¡Qué irónica es la vida!
Otras veces, aparentamos ser alguien que no somos, este no es mi caso. Pero sí es el caso de muchas personas que no conozco, ya que no forman parte de mi círculo de amistades. Os hablo de niños, adolescentes, personas adultas, que no nacen malas, sino que se hacen malas y aparentan ser buenas. Esas personas, que el día de mañana se convertirán en criminales, asesinos, violadores…y que en ocasiones, no los identificaremos como tal, cruzándonos por la calle e incluso, un pequeño choque de hombros. Son personas crueles, sin ningún tipo de escrúpulos, que se atreven con todo y con todos. Esas personas que nos causan miedo y a la vez respeto. Respeto por ser quienes son. Pero esas no son las palabras que debemos tener para ellos. Sino para las otras personas, que se encargarán de evadirlos y a nosotros protegernos. Esas personas que nos causan admiración y coraje por defendernos a nosotros.
También creo, que la vida es injusta para aquellas personas que no se lo merecen. Pueden ser diversas, las causas que llevan al ser humano a la extrema soledad, e incluso, la muerte. Las razones injustas, pruebas que nos pone la vida, en las cuales, en la mayoría de las ocasiones las pasamos sin más, y otras, en las que nos quedamos en el camino. Os hablo del poder de la naturaleza, de las enfermedades, atentados, que toca a quién le tiene que tocar, y nada más. Pero, ¿Por qué siempre les toca a las personas buenas? la respuesta no es fácil. Existe otra pregunta a la inversa ¿Y por qué no les pasa esas cosas a las personas malas? ¡Qué irónica es la vida!
No todos los días perdemos a alguien querido. Y cuando nos pasa, tardamos varios años en recuperarnos. Y nos quedamos más tranquilos, si ha ocurrido por la vejez. Pero lo que no asimilamos nunca, es que aquellas personas que queremos, se hayan ido porque alguien, decidió quitarle la vida, o la naturaleza la eligió, sin más. Eso no se supera nunca. ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? Te preguntas… ¡No es justo!
A partir de este momento, es cuando empiezas a valorar realmente las cosas de la vida. Esas pequeñas cosas, que quizás antes no le dabas sentido alguno, pero ahora lo es todo para ti.
Cosas, que a lo mejor, hay personas que consideran lo normal, y tú, sin embargo, lo consideras algo grande.
Debemos pensar, que la vida, nos brinda la oportunidad de mostrarnos tal y como somos. Eso no ocurre todos los días. Por ello, tenemos que seguir cada uno nuestro camino, pensar qué es lo mejor para nosotros y ayudar a aquellas personas que necesitan de nuestra ayuda.
No hay razón alguna por lo que no debamos hacerlo, pues ellos, seguramente, lo hubiesen echo por nosotros en otra vida.
Admiro a las personas que viven en la calle, por su coraje y por enfrentar la vida de la manera que lo hacen. Se enfrentan a graves penurias, a no tener comida, dependiendo del día a día, a no tener un hogar en el que dormir, calentarse, ducharse, ver la televisión, o simplemente abrir un grifo para tener agua corriente. Pero es que, además de los mendigos, también están las personas de paises tercermundistas. Aquellos paises que no ganan para desgracias. A los pobres, se les junta todo…¡Qué irónica es la vida!
Estas cosas, son cosas que no tienen remedio. Y digo que no lo tiene porque nadie hacemos nada por evitarlo. Nos lavamos las manos y nos acostumbramos a vivir con ello día tras día. Escuchamos por televisión asesinatos, pobreza, maltratos, violaciones, estafas, etc. y nos interesamos por un instante, pero al segundo después pensamos que nada más que dan tristezas por el telediario. Eso sí que es triste.
Ya sabemos que existen personas de todo tipo y para todos los estilos, podemos elegir, somos libres para elegir, pero dicha elección solo se hará si eres correspondido. Si te identificas con esa persona, y si tenéis algo en común como para poder caeros bien y empezar una amistad, o algo más. Pero es cierto, que vivimos en una sociedad, en la que la hipocresía está siempre presente. No aceptamos a algunas personas, simplemente por su étnia, cultura, ideales, etc. Somos racistas por naturaleza. Instintivamente, tendemos a discriminar a las personas simplemente por su color de piel. No lo entiendo, pero lo que sé, es que son personas como nosotros, que sienten y padecen. Y al igual que nosotros, necesitan de un trabajo digno para poder llevar comida a casa. Muchos tienen familia, o bien, junto a ellos, o quizás muy lejos de ellos. Otros, la pierden por el camino. Él tuvo la suerte, o bien, la mala suerte de llegar con vida desde una patera, pero su familia o su hijo tal vez no lo consiguió.¡Qué irónica es la vida! Y todo esto, por unos miserables euros, que le permitirán comprar para tener algo de comer para mañana….¡Basta ya!
Y muchas veces nos preguntamos…¿Y quién tiene la culpa de todo esto? es fácil echarle la culpa al Gobierno, como hacemos en multitud de ocasiones cuando algo nos sale mal, pero de lo que no somos conscientes, es que la gran culpa la tenemos nosotros. Nosotros somos los que creamos una sociedad así, queríamos esto desde un principio y que nada ni nadie vinieran a quitarnos lo que consideramos nuestro. Pero lo que no sabemos, es que fuimos nosotros los que le quitamos a ellos tiempos atrás. Vivimos en constante lucha, lo que es nuestro, lo que no es nuestro…así no se puede vivir en paz.
La paz, ¿quién quiere la paz en el mundo? y todos respondemos que todos, pero parece que no es cierto.
De nuevo volvemos a la falsedad e hipocresía de la gente. Una hipocresía que nos lleva a desear cosas, pero sin cumplir la mayoría de ellas. ¡Qué irónica es la vida! Y digo desear cosas, porque somos los primeros que deseamos, y sin embargo, somos los primeros que rechazamos. Personas que se ganan la vida para ayudar a los suyos. Y como decía al principio, todo existe y está por alguna razón. Además de los inmigrantes, también están aquellas personas que trabajan en la noche, de nuevo pasando grandes amagos por conseguir un futuro mejor. El mundo de la prostitución. Todos estamos en contra del mundo de la prostitución, nadie lo queremos, pero ahí sigue.¿Por qué? ¿Les damos motivos para que sigan ahí? De nuevo la hipocresía. Algunos hombres y mujeres niegan haber estado involucrado con ese mundo. Se habla de él con despecho, pero son los primeros que acuden para buscar la satisfacción que no encuentran con sus parejas. Y digo algunos, porque es cierto que no todos tienen que ver con el mundo de la prostitución, pero sí es cierto, que está a la orden del día. Políticos, hombres y mujeres casados, divorciados, separados…y siempre dirán lo contrario. ¡Qué irónica es la vida!
Está claro, que el dinero tiene el suficiente poder, como para llevar a algunos la vida que desea. Pero esto no siempre será así. El dinero se termina, y con ello, los vicios y las lujurías que todos cometen con el mismo.
Os hablo de vicios, vicios que incluso pueden llevarnos a la muerte. Así de simple. Todo en esta vida es así de simple. Y al igual que te puede dar la vida, esos vicios nos la puede quitar en cuestión de segundos. Existen vicios de todo tipo y para todos los gustos. Algunas personas se decantan por comprar de manera compulsiva, e incluso llevarles a la ruina. La drogadicción, que te puede matar de la noche a la mañana. Presumir de grandes lujos, que pueden llevarte de nuevo incluso a la muerte. Cuántos jóvenes, por así decirlo, presumen de grandes artilugios y no le duran nada más y nada menos que algunos minutos…pero aquí la otra cara de la moneda. ¡Qué irónica es la vida!
Esa otra cara de la moneda, que al igual que encontramos personas que realmente valoran sus vidas, otras las ponen incluso hasta tal punto, de arriesgarlas hasta no poder contarlas más.
Esas personas que valoran sus vidas, por supuesto que llevarán una vida más bella que aquellas que no tengan el valor de asumirla. Asumir responsabilidades que todos tenemos, y que en algún momento, habremos de tomar grandes decisiones, para darnos cuenta que no todo es tan sencillo de como parece. La realidad es en la cual nos encontramos en estos momentos. ¿Realmente merece la pena arriesgar y pasar por lo que estamos viviendo? Claro que sí, porque todo y todos tenemos una función en esta vida. Aquellas personas que no valoren la misma, se darán cuenta el día de mañana, que lo que estaban haciendo no está bien. Otras personas, sin embargo, se darán cuenta cuando sea demasiado tarde…
Y es aquí, cuando valoro realmente a estas personas. No a las que no saben aprovechar las oportunidades que le brinda la vida. Me refiero a las que sí le encuentran el sentido a la vida y necesitan de la ayuda y mostrar su ayuda ante los demás. Entonces ya no estaremos hablando de hipocresía. La hipocresía no es buena, y está demostrado en personas que sí la tienen.
Muchas veces, considero, que cada persona está donde se merece. Y digo esto, porque aquellas que no lo están, es porque no lo han querido así. Y aquellas que sí, lo han hecho gracias al esfuerzo diario. Otras, sin quererlo ni beberlo…
En estos momentos de mi vida, se me brinda la oportunidad de poder estudiar lo que quiero, pero está claro, que no todos tenemos las mismas oportunidades que quisiéramos. Las personas que no deciden estudiar, es porque no lo han querido así, o bien, porque no han podido por las condiciones económicas de su familia. También están los que no sirven para estudiar, pero creo que eso de que no sirven es relativo. El término “no sirven” no está en mi vocabulario; todos valemos para algo, y si no es para estudiar, lo es para otro tipo de trabajo.
La vida es arte, y si no, preguntémosle a aquellas personas que la ven desde el punto de vista filosófico. Llevar la vida hacia delante, se trata de llevar una buena filosofía de vida, pero dejando atrás las miradas ajenas que no comparten dicha opinión. Las miradas engañan, pero no todas son así. Existen muchas miradas, algunas buenas, otras malas. Las buenas son aquellas de las que te alegras por la persona que está a tu alrededor, te alegras de sus logros conseguidos, de sus metas alcanzadas, y mirar la vida positivamente.
Las miradas malas…a este tipo de miradas no las observo. No me interesan, ya que ocultan mucho detrás y dejan mucho que desear; miradas indiferentes, por encima del hombro, desafiantes, que no traen nada bueno.
A las personas se les conoce por su mirada, y en la vida, hay que saber mirar hacia delante y nunca mirar hacia atrás. Hacia atrás nunca, porque eso significaría que te arrepientes de algo que dejaste en el pasado y que te gustaría recuperarlo luego. Nunca se tropieza con la misma piedra dos veces, y si lo haces, trata de que todo vaya de diferente manera de cómo fue en un principio. Hacia delante, porque significa que tienes nuevos retos por cumplir, nuevos desafíos a los cuales debes superar y enfrentarte, y si es posible, junto a las personas que te rodean.
A las personas que tratan de engañarte, a esas personas no las mires, porque harán de ti una mala persona. El tiempo ya se encargará de ponerlas en su lugar, como casi siempre suele pasar…¡Qué irónica es la vida!
Arte, ¿que es arte? Muchas cosas y muchas personas son arte. A las cosas que son arte, son las cosas bellas, monumentos, pinturas, esculturas, retratos…que merecen un lugar en un momento de tu vida y también se merece que las aprecies como se merecen. A las personas, una persona con arte, es una persona bonita, transparente, que sabe apreciar el verdadero valor de las cosas y el peso que llevan consigo.
A todo esto, a todo lo que es arte, debemos de saber conservarlo. La sociedad trata de engañarnos con su publicidad y su política. Pero no nos dejaremos engañar. La publicidad es engañosa, no es arte. Destruye a las personas y hacen que les baje la autoestima. La política, nunca dice la verdad. Esa verdad que todos esperamos que llegue algún día y de la cual no somos conscientes, que solo tratan de evadirnos con sus discursos y engaños. No somos monos de feria, necesitamos verdades y las necesitamos ya.
No nos dejemos influir por ambos. Si somos realistas, nos daremos cuenta que todo no es más que una tapadera para ocultar la realidad. Es cierto, que no todos somos iguales, y que habrá personas que se dejen influir y otras de las que no consigan nada a cambio. Pero estamos cambiando. Hoy en día le damos más valor a las cosas e intentamos por todos los medios que todo aquello que nos afecta, dejarlo de lado.
Debemos saber, que nuestra sociedad y todas las personas que la conforman, no será fácil disuadirnos de aquello que va en contra de nuestros principios, pero tenemos que convivir con ello hasta que todo esto termine. En realidad, nunca acabará, pero tenemos la absoluta certeza que todos y cada uno de nosotros encontraremos un lugar en donde podamos mostrarnos tal y como somos. Somos así de influyentes, pero con ideales diferentes. Esos ideales, es lo que nos hará libres, pero siempre en nuestro pensamiento.
Las personas somos más fuertes de lo que aparentamos ser, y esas apariencias, ya sean reales o en falsedad, harán que todos convivamos en perfecta armonía, puesto que estamos aquí para un determinado fin. La realidad no es otra que esta. La realidad nos permite mostrarnos tal y como somos. Algunos más que otros, pero nadie inferior, a pesar de que algunos lo crean así ¡Qué irónica es la vida!
Todos los principios que rigen nuestra vida diaria, los llevaremos a cabo gracias al aprendizaje que realizamos en el día a día. Aunque no seamos conscientes de tal, es cierto que todos los días aprendemos algo nuevo. Hoy, he aprendido a saber expresarme, a mostrar mis ideas, pensamientos… A clasificar a la gente pero nunca etiquetarla como tal…Hoy he aprendido a aprender, a llevar a cabo un relato a través del cual solo intento mostrar la cruda realidad, o más bien, la oscura realidad. Pero no todo es oscuro, pues existen párrafos que no solo se identifican, o no, conmigo, sino más bien, con las personas, y no digo todas, que se cruzan a lo mejor diariamente conmigo. Y sin saber su identidad, en ocasiones cruzar palabras con ellas, bien sea para esperar el turno de la fila del supermercado, o bien, para ayudarles a cruzar un paso de peatones. No obstante, todas las personas merecen de ayuda, a pesar de su condición, ya sea buena o mala. Intentemos que no sean de las malas, ya que en caso de saberlo, el concepto de mi ayuda, cambiaría totalmente, intentando evadirme de mi ayuda hacia ellas. Solo intento no ser hipócrita con las personas que me rodean.¡Qué irónica es la vida!
¿Qué es arte? Acabo de encontrar una definición más acerca de qué es arte para mí. Arte es ser sincera respecto a mis críticas; intento que siempre sean constructivas y me ayuden a darme cuenta que para ello, necesito mostrar mi otro yo, mi yo interior que antes no había mostrado a nadie. No soy hipócrita, solo intento manifestarme, sin voz ni voto, pero al menos, intento reflejar lo que pienso. No existe en mí, mirada oscura ni de superioridad. Solo existe mirada de sinceridad y de amor hacia las personas que quiero…y esas personas no son más que mis amigos, mi familia, mi amor y a las personas que me necesitan.
En este caso, para mí, la vida ya no es irónica, simplemente intento ser yo.
Rocío Ortega Domínguez
